CAPITULO 6: ¿Cómo orar a Dios?
Hay quienes dicen que
las oraciones “no pasan del techo”.
Cuando una persona está sufriendo, es más probable que se pregunte si hay
alguien que escuche sus oraciones.
Sin embargo, la Biblia
dice: “Los ojos de Jehová * están sobre los
justos, y sus oídos están hacia su ruego; pero el rostro de Jehová está contra
los que hacen cosas malas” (1 Pedro 3:12).
Estas palabras
demuestran que Dios sí escucha las oraciones, pero sobre todo las de las
personas que obedecen sus mandamientos.
Las oraciones deben
nacer del corazón y ser sinceras.
La Biblia nos
dice: “Al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces, así
como la gente de las naciones, porque ellos se imaginan que por su uso de
muchas palabras se harán oír. Pues bien, no se hagan semejantes a ellos,
porque Dios su Padre sabe qué cosas necesitan ustedes hasta antes que se las
pidan” (Mateo 6:7, 8).
Para que Dios escuche
nuestras oraciones, ¿qué es esencial que tengamos, y cómo demostramos que lo
tenemos?
Una condición esencial
es tener fe (Marcos 11:24).
El apóstol Pablo
escribió: “Sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca
a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan”.
Sin embargo, para tener
fe verdadera no basta con saber que Dios existe y que escucha y responde
las oraciones. La fe se demuestra con acciones. En nuestro modo de
vida debe notarse claramente que tenemos fe (Santiago 2:26).
¿Con qué frecuencia
debemos orar?
La Biblia nos dice: “Oren de
continuo”, “perseveren en la
oración” y “oren incesantemente”.
Eso no quiere decir
que vamos a pasar las veinticuatro horas orando. Significa, más bien, que todos
los días debemos ofrecer oraciones a Jehová para darle gracias por su bondad y
para pedirle que nos guíe, consuele y dé fuerzas.
¡Qué bendición! Jehová nos
permite orarle todas las veces que queramos y por tanto tiempo como deseemos.
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